En cualquier empresa cada vez es más grande el número de aplicaciones que se utiliza. Poco a poco hemos pasado de un entorno único, tipo extended erp que lo incluye todo, a aplicaciones mucho más sencillas y con una funcionalidad cada vez más concreta y específica.
Además los modelos saas están cada vez más extendidos en las pequeñas y también grandes empresas. El rol del departamento de informática, con la nube, se va «comotizando» y pronto, es posible que en las pymes tienda a desaparecer el departamento de IT como lo conocemos en la actualidad. (seguro que los de IT no están de acuerdo con esta afirmación…pero…ya veremos).
Con estos modelos distribuidos, nos surge una necesidad clara de integración para facilitar o eliminar procesos manuales de entrada y copia de datos. Ha empezado a surgir una nueva tendencia en el mercado que se conoce como RPA o Automatización Inteligente.
Las herramientas de esta nueva categoría intentan simplificar los procesos de integración, tanto de sistemas internos o legacy como de aplicaciones SaaS. Para los primeros hay que crear unas API’s para integrarse en la plataforma, para los segundos simplemente hay que suscribirse al conector correspondiente.
Estas herramientas se caracterizan por una programación visual con componentes del estilo piezas de Lego con funciones específicas, que permite definir la lógica sin entrar en las complejidades de la integración o conocimientos específicos de los sistemas.
Algunas de las herramientas que entrarían en esta categoría son:
- Zapier , orientada al usuario final y pequeña empresa.
- IFTTT
- Mulesoft, recientemente adquirida por Salesforce.
- Workato, orientada a la mediana y gran empresa.
Esta última me ha llamado la atención, por la facilidad para la creación de integraciones con sistemas más o menos complejos. Creando o consumiendo recetas podemos de forma sencilla generar los pasos de integración entre diversas aplicaciones.
A finales de los 90, hubo una herramienta pionera que cuando he visto Workato, me ha venido a la memoria. Se trataba de Appware, un entorno de desarrollo visual que en su momento comercializaba Novell y que por ser demasiado pionero fracasó en el intento. Nunca he entendido como hemos tardado tanto en volver a los principios. Seguramente los informáticos no queremos se disrupcionados y en lugar de hacer las cosas más fáciles, cada vez las hacemos más difíciles.
Siempre recuerdo aquella herramienta por la facilidad de programación de sistemas suficientemente complejos. Aquello era una gozada, no se requería un conocimiento muy profundo de programación para poder realizar aplicaciones realmente útiles.